viernes, 8 de junio de 2012


 
 
 
  
Las Hadas y la Aldea lejana
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***Las jocosas Hadas consagraban al amor y la belleza
ese día que nacía ,en el centro del bosque
pasaba inadvertida su rutilante presencia.
Ellas cargadas de alegrías y belleza singular
vestidas ricamente con pétalos de las más hermosas flores
 maquilladas con polen de colores en acorde a sus alas luminescentes
plenas de alegría y locura bulliciosa ,improvisaban la fiesta
 abajo en la umbría los seres humanos ,rezaban para que pronto
acabara el día y el yugo del trabajo ,mientras las Hadas
tejían mil guirnaldas para adornar la fiesta.***

 Un  tímido Elfo pensaba en las penas de aquellos pobres aldeanos, sabía que para ellos el momento
más deseado, era retornar a casa ,sucios y cansados los niños ávidos de hambre ,inquietos gritando ,
pan por favor dadnos pan...
Melancólico el Elfo se desmarcó de la fiesta...pensó que entre
tanta alegría quedaría inadvertida su presencia.
Caminaba presuroso hacia la aldea más cercana, ya dejó de oír
los cantos alegres de las Hadas, a los lejos escuchó un toque de campana
llamando a oración ... escondido tras unas zarzas ,vio como la gente
humilde acudía a la pequeña capilla ,un viejo sacerdote
con sotana remendada y tan flaco como ellos ,sin duda famélico
carraspeó su débil voz y comenzó a dar un sermón.
¡Queridos hijos, sé que carecemos de todo, no hay alimentos!
Pero nunca olviden que dentro de vosotros vive el divino maestro de maestros.
Y multiplicará los peces, los panes y saciará
el hambre de los niños ,el voraz hambre del aquel que trabaja duro.
Todo sacia la fe, más nunca debéis dudarlo, recemos hijos...recemos.
Mientras tanto nuestro querido Elfo, miraba compungido esos rostros flacos.
Esos cuerpos esqueléticos y también vio que avanzada la tarde
la capilla quedaba a oscuras, pues no tenían ni aceite para las lámparas.
Pesaroso, triste, con remordimiento recordó que tampoco el había comido.
No se oía música sublime, solo crujir de tripas vacías, pero de pronto entró una anciana.
Cargando una cesta plena de panecillos crujientes, el perfume lo mareaba.
Imaginando la delicia de esa ambrosía...todos permanecieron sentados
ninguno se lanzó sobre los panes ,la anciana fue repartiendo los panecillos.
Y era extraño, pues la cesta nunca quedaba vacía, ¡mirada de alegría había en los niños!
Mirada de amor en los rostros de sus padres, dándole gracias al Maestro de Maestros.
Aturdido ante ese milagro supo que debía volver con las Hadas y contarles lo vivido.
Con las pocas fuerzas que le quedaron corrió y corrió, mientras gritaba...
¡Hadas acudid por favor, vengan a la Aldea!
Desde el día de la creación, existían estas hermosas Hadas, eran seres elementales…
Hadas, por favor...entonces vio asombrado como Alhelí...un Hada hermosa.
¡Se convirtió en una anciana...era ella!!!Por eso tanta fiesta...
Cavilo mucho y recordó que las fiestas le aburrían y siempre dormido se quedaba.
Despertaba en medio de la oscuridad y ese perfume de pan horneado…
Abajo en la Aldea siempre se oían  gritos de alegría, los niños jugaban.
Por eso nunca dudes de las Hadas, ellas trabajan de otra manera.
Eficaces y siempre con alegría adornan la vida, pero también hacen pequeños milagros.

Nora Noemí Zeliz Pirillo
©Noemí_Alas

*Cuento breve*

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