¿De dónde viene la culpa?
De donde viene la culpa, como nace la culpa, sera una conducta aprendida desde el vientre materno.
Desde pequeños aprendemos a culpar a los demás para no sentirnos mal o a culparnos a nosotros mismos, de casi todo lo que sucede.
Esta actitud está relacionada con la educación que recibimos y a la influencia de la cultura en la que vivimos.
De pequeños escuchamos mensajes que influyen en nosotros a lo largo de toda la vida.
Mensajes como:
"Si no eres "bueno" nadie te va a querer.
"Por tu culpa me siento…"
"Si no eres "bueno" nadie te va a querer.
"Por tu culpa me siento…"
Así adquirimos una escala de valores que califica las cosas y lo que hacemos como buenas o malas y nos califica a nosotros como personas.
Esa escala de valores rige nuestra vida de adultos y se refleja en lo que creemos que debe de ser nuestro comportamiento.
Nos muestra nuestro yo ideal.
Si hacemos las buenas, nos consideramos como buenos.
Si hacemos las malas, nos consideramos así y buscamos un culpable.
Nos muestra nuestro yo ideal.
Si hacemos las buenas, nos consideramos como buenos.
Si hacemos las malas, nos consideramos así y buscamos un culpable.
Cuando hacemos algo malo, alejado de lo que nosotros o la gente piensa que debería de ser, nos sentimos culpables.
El problema no es la culpa, sino lo que hacemos con ella.
Cuando actuamos mal, es importante reconocerlo para corregir o para no volver a cometer el mismo error.
Reconocer que nuestra conducta fue inadecuada o mala.
Nuestra conducta, no nosotros.
No podemos calificarnos por lo que hacemos, porque hacemos muchísimas cosas, a veces bien, a veces mal y otras regular.
Y lo que hacemos mal, no siempre lo hacemos por maldad.
No podemos calificarnos por lo que hacemos, porque hacemos muchísimas cosas, a veces bien, a veces mal y otras regular.
Y lo que hacemos mal, no siempre lo hacemos por maldad.
Puede ser por desconocimiento,
por no analizar adecuadamente una situación,
por dejarnos llevar por nuestras emociones.
por error,
etc.
La culpa es buena cuando nos sirve para analizar nuestro comportamiento.
No a nosotros como personas.
No a nosotros como personas.
Si nos quedamos atrapados en juzgarnos como personas, nos quedamos atrapados en la culpa.
La culpa la mantenemos con autorreproches y autoacusaciones.
Cuando nos sentimos culpables lo importante es:
Reconocer mi conducta.
Aceptar las consecuencias que provocó.
Ana lizar el motivo de mi actuación.
Corregir si es posible o pedir una disculpa.
Aprender para no volver a cometer el mismo error.
Actuar así se llama responsabilidad y es sinónimo de crecimiento emocional y psicológico, de madurez, y sobre todo querer sanear nuestra alma para poder enseñar a nuestros hijos.y a
SEMILLA DE AMOR
No pretendo ser especial
pero con este poema quiero
expresarle al mundo entero
lo mucho que yo te quiero,
no quiero llorar...
Quiero gritar el amor
que en mi va naciendo,
un amor que es doloroso
porque no es correspondido
un amor que a mí me hace daño
un amor que es mi destino.
No pretendo ser especial
pero necesito gritarle al mundo
todo el amor que por ti
yo llevo dentro.
Sé que este poema
llegará a tu alma,
porque en tu corazón
hay una semilla de mi
amor sembrada y la estoy
regando con mis lágrimas
de mujer enamorada.
La vida es una fiesta de alegría,
cuando solo esparcimos optimismo y amor
en los ambientes en que vivimos.
Trata siempre de ayudar y servir,
irradiando felicidad en tus ambientes,
y esa alegría se revertirá en ti....
Marea alta, marea baja y allí nosotros
en este canal en donde todo es nuevo
desde cada alegría como así también
cada dolor. Por más que navegamos
todos los días, cuántas veces
no sabemos ni para dónde vamos,
ni siquiera si podemos o si estamos
con nuestra barca en el camino correcto.
Pero hay algo
que debemos grabar en nosotros
que debemos grabar en nosotros
y que nos será de ayuda siempre:
¿Qué estamos haciendo aquí y ahora?
Nuestro destino no es casualidad,
ni tampoco nos toca en suerte
porque alguien o algo así lo decidió.
Nuestro destino puede ser diferente
y hasta puede llegar a ser maravilloso,
pero depende de nosotros.
Si resulta que navegando y navegando,
solo estamos en la plataforma
esperando que nuestro barco
esperando que nuestro barco
llegue a destino y no hacemos nada,
tal vez seamos testigos presenciales
de un naufragio: el nuestro.
En cambio si estamos allí
pero decididos nuestras manos
no temblaran al tomar el timón,
y contra viento y marea nuestro barco
hará frente a todo lo que se cruce
en el camino y sabremos detenernos
solo cuando necesitemos observar
qué alternativa es mejor para nosotros,
si seguir por ese río o tomar uno de sus
brazos que puede aparentar
no ser tan imponente pero que
quizás encierra encantos
que desconocemos.
Todos los obstáculos que se nos presentan
en este viaje están ahí para
ayudarnos a crecer, a ser mejores
y está en cada uno de nosotros detenernos
para siempre y dejar nuestro barco
para siempre y dejar nuestro barco
a la deriva o tomar fuerte el timón de
nuestro barco, de nuestra vida y avanzar.
nuestro barco, de nuestra vida y avanzar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario